21/11/07

Walter Benjamin

La obra de arte deja de ser exclusiva de sí misma. El aura que caracterizaba su originalidad, se pierde gracias a la innovación tecnológica. La máquina puede reproducir en serie, la obra que normalmente el artista creaba de manera exclusiva. Hablar de la fascinación que produce una obra de arte (un Goya, un Picasso, un Sorolla...), significa reconocer el aura innata que la obra posee. Por el contrario, la utilización de esas imágenes de forma seriada mediante una mecanización (fotografía), y (o) su posterior manipulación por parte de terceros, significa que la obra pertenece a todo el mundo y a nadie en particular.
Hoy en día, una imagen difundida en Internet, o cualquier otro "Mass media", ofrece la posibilidad de ser tratada, manipulada, manoseada, trastocada ..., perdiendo así su aura y su pedestal. Ejemplos de lo anteriormente expuesto y expresado por Walter Benajamín en "La obra de arte en la época de su representación técnica", son frecuentes y usuales en artístas de la última mitad del s. XX y más aún en el s. XXI: Warhol, Tinguely, Neumman, Lewitt...

Continuar Leyendo...